sábado, diciembre 19

piedritas caen sin girar

Se abrió hoy la tierra
entremedio creció un puente
la tierra se apelotonó
rodó desde lo alto de las laderas
bañó de polvo las plantas
hizo amarronar un cielo celeste
de sol indiferente
Fue todo precipicio.

Un puente cayó
rajándose desde el centro hacia sus extremos
las maderas crisparon a los parroquianos con sus estrépitos
el pueblo, sumergido en la congoja acató la señal
rodaron por el pasto
no pudieron evitar ensuciarse las espaldas
hasta bañarse de polvo como las plantas
amarronadas quedaron las pieles
indiferentes
Todo se precipitó.

Nada ha quedado ya de los animales,
los sabios, anticipados
migraron hacia el sur
más hacia el sur
es su norte el que los orienta.
Casi todo se sumió en el desconcierto.

Abrevar será tan difícil
como hacerla canción
son dos o tres corcheas las que vuelven a disonar
en la armonía de los que duermen sin soñar
tras cartón despierto
en sintonía con un ronroneo de ritmo caduco
sin estimar que lo perenne
no es sin amar

Quedan por ver florecer las cebollas,
los nísperos brotar en las veredas
quedan almas dando vueltas
quedan cosquillas quedan risas
y el corazón puesto en manos del estío.





domingo, noviembre 8

sargazos presentes

Caminante caminero de caminos lisos
Caminando como quien llora paso a lágrima
a vuelo de pájaro
Caminante gorrión párvulo
sobreandando el nido del cóndor impávido
Alegre hornero en busca del mástil de un galeón
escasas horas quedarás olvidado en altamar
chapoteas luego con tus olas
Celestial, cenital e incongruente
Alarmado e hiriente
Suelta tus alas al caminar
Hasta desarmarte en llanto,
Tras tus pasos
Pasitos, Zarpazos.
De tanto andar lo ha encontrado la lluvia
Sentadito en el mástil del viejo Gorlero
Agazapado espera el vendaval
Estrepitosos ritmos, estentóreos
estertores estridentes, Trémulos, inocentes
Acuciando lo sensible del alma frente a lo interminable del mar
Camina caminante al trote
Retoma a tiempo
 tu resplandor andante, recupéralo
Tu vulevú chispeante
Y mira de una vez hacia atrás Para seguir andando
Caminante de señuelos
Caminante no olvida
No sueña con llegar
No sueña paraísos perdidos
No sueña con el mar
Sólo sueña imágenes superpuestas
Gira, mil revoluciones
Impresiones de acuarelas
Gomas, lacas
Galeones
Vuelve a navegar
Sin mástiles sin mártires
Sin heridas más lagrimeadas malheridas
Sin saber hacia donde irá

jueves, noviembre 5

Pardo Palurdo

Ahí va a sus anchas
tranco arranca de cuajo
raíces echando tierra a los lados

Asustado al yuyaral lo arrojó,
su entusiasmo de ganado
parco y bravo
de puro pardo, el zambo, lo guapió.

Asomó al final sus glorias
y echó a llorar.

Correteó sus tristezas
pero descansó,
buscando asilo a lo gaucho
haciendo de compradito
y sentimental.

Curtidas las manos al fuego hiriente del sol
tras cicatrices de escarcha y madrugadas
y hambres y heladas;
su alazán, negro como la noche
siempre lo siguió.

viernes, octubre 16

sábado, octubre 10

todo se parece en altamar

barquitos de papel naufragan
resignan velas
al viento quedan
como deriva de loco
perdiéndose de a poco
en la espesura de tu muy tuyo recuerdo.
Extraviado en el mar de ayeres
hace de hoy remolinos
y crece en la tormenta
mientras en el fondo, tus ojos
cansados de presagios
rosados de penas, esperan
cuando de noche, al llegar a puerto
fulguren decenas de estrellas
riéndose a través de tus labios
ya húmedos, ya apagados
a punto de dormir,
pero tan sólo dormitando
un anhelo, o dos.
Sabiéndose ojos 
no se miran
hasta que despiertan,
soñando.

miércoles, octubre 7

En la mesa de la ventana

Se me acercó. No pude hacer nada para evitarlo. Fue un momento en el que todo el bar quedó pasmado ante la inminente carga avanzando en dirección a donde estaba yo, cómodo, tranquilo, ensimismado en mi mesa; mi cucharita haciendo ruido contra el plato del pocillo, en un ritmo dislocado sin pruritos de ser sólo ruido. Me encaró. Arrastraba una larga pollera que lucía con gallardía y aplomo. Sus brazos atiborrados de sonajeras pulseras y un pañuelo en la cabeza delataban su intención. Arrimada ya al litoral que formaba mi mesa en el pasillo se apresuró a advertirme que no me iba a pedir plata, y casi sin poder objetarla, la gorda del café tomó mi taza y la leyó.

sábado, septiembre 5

«...la filosofía es como poner la pava y que te hierva varias veces seguidas. 
Cuando te tomás los mates, ya no es lo mismo.» 

jueves, agosto 13

Florence

sol de nieve ~ hojas del cáucaso ~ ribera de río manso ~ 
despertó un otoño complacido ~ follajes mesopotámicos
húmeda de rocío que florece ~ auroras juveniles

¡cómo florece!

viernes, julio 10

migrar

Tomar la ruta que da al este es como acercar los anhelos al Sol.
O como robar ilusiones,
desprendidas de toda maldad
arrugadas por el agua de los soñadores.
O por qué no siendo muy pequeño,
minúsculo, microscópico, nanoscópico
invisible para los fatuos,
lingüe presente.

Andando los senderos que se hunden en el mar
las tardes de abril te alzan
te llevan del fundillo de los pantalones bajo el gobierno de la inocencia
hacia un destino procaz, lleno de revuelos.
¿Y los recuerdos?

Aquéllos quedan blanqueciendo hasta la próxima quietud.

Sólo te tomó por sorpresa
donde el camino se angosta,
casi siempre a mitad del viaje.

lunes, julio 6

uñando

rascan las uñas los parches de cuero
ofrendando al sol de otro día 
los flautines y las guitayas, 
los legüeros interrumpen como copla enemistada con el viento
hacen de las suyas sin más revuelo
retorna con el aire
rompe en risas de malevo

afinando, de los piores
entonando, un bucanero
un andar que crispa los cerezos 
sus sien en afán ecuestre
gana sutil el lao del lazo 
y retruca hacia lo lejos desafíos del recuerdo

cuando el benteveo acaba su rutina
retozan los corazones alterados
se mojan los campos con su olvido
hasta la última estrella se esconde temblando
que si por ella fuera
lo enfrentaría toreando.

Así es semana tras día
los bailes reverberan en polleras
se arremolinan los pasos al crujir de las muelas 
picadas, arteras

pero alguien prendió la luz del salón
no midió consecuencias,

y se vieron las caras.





jueves, junio 11

«La poesía, dicen, es algo así como entrar en un limbo. 
Algo similar al desvelo profundo que atestigua su presencia entre ceniza y menta. 
Uno no lee poesía con ánimos de descubrir un secreto acerca del arte. 
Uno lee poesía más bien para descubrir un secreto sí, 
pero un secreto de la vida.»

sábado, mayo 23

suspensivos

...con un pez lumpo atorado en la nuca del sueño
[hay que ir a buscarlo.


...con un pezuelo en trance bajo la lengua
[hay que ir a buscarlo.


...con un pezgrifo arcoíris, entre los dedos
[hay que ir a buscarlo
                                                  al poema.

miércoles, enero 28

biografías pecaminosas

“Uno siempre tiene cinco años en un rincón del corazón”

Ya en los albores de una anticipada y prominente carrera por entre las filas de los más peligrosos delincuentes juveniles, anunciaban mi presente los cinco atorrantes años con los que contaba en ese entonces. Desde las más pesadas peleas preescolares contra el bando del otro pecoso, aquél de la salita verde que acaparaba la atención de las maestras y algún que otro padre desprevenido y fatalista con miedo a que su hijo, hija, tutorada o encargada, sufriera las consecuencias de las riñas entre estos bandidos, de corta talla, en el jardincito de Alberdi y Doblas.
Disgrego un instante la integridad de esos padres que temían en aquel entonces por el destino de sus hijos y que hoy no le temen a las cacerolas. Punto y seguido a lo anterior.
En ese entonces el mundo, la vida, la historia y los sueños se definían en alguno de los rinconcitos del jardín. Allí, con los primeros encuentros en sociedad comenzaron las pecaminosas aventuras del personaje que a veces soy. ¡Qué pinta de atorrante! Y así crecí.
De las batallas campales con más victoriosos que derrotados, pasamos a jugar en la primera de un club inventado por nosotros. La magia nunca se hacía esperar y, aunque medio tronco para la pelota, pasé toda la primaria esperando volver a ser grande como cuando antes, como cuando era un verdadero atorrante.
Así como quien no quiere la cosa, un día, creo yo que en primavera, de soslayo miré al adolescente que, ni grande para ser grande, ni chico para ser grande, me recibió con un manojo lleno de anhelos. Así también, entre pecas revoltosas, las posibilidades de descubrir un mundo a los pies de a quien aquello no le interesaba, descubrí que ya había descubierto la música, la poesía y los sueños, otra vez.

sábado, enero 24

velos

«Buenas noches Azucena. Tendrás un sueño profundo del cual raras veces conseguirás recordar algo. Surcarás los 12 mares. Olerás a arcoíris. Bailarás en la luna, dormirás descalza. Con vehemencia, el rojo de la alborada inundará tu cuerpo extraviado.
Tus gestos doblarán la apuesta,

se reirán de los míos»